La vida y el trabajo de Arno Stern (Kassel, Alemania, 1924) están inexorablemente unidos desde que en 1946 entró a trabajar a un orfanato en un suburbio de París con niñxs huérfanos debido a la Segunda Guerra Mundial. Allí, con el único objetivo de mantener a lxs niñxs entretenidxs, creó un taller de pintura con unas condiciones y un entorno especiales que le permitieron establecer las bases de lo que acabaría siendo la Educación Creadora.
Su infancia, marcada por la huida junto a su familia de origen israelí de la Alemania Nazi le preparó en cierta manera para esta actividad, ya que alejado de sus estudios y libre de modelos y prejuicios, inició el taller de pintura desde una perspectiva completamente distinta a los cánones de la época, poniendo sus cinco sentidos en satisfacer las necesidades y las demandas de cada unx de lxs niñxs.
Su única aspiración era que estuvieran entretenidxs, que pintaran olvidándose de cualquier modelo establecido.
De esta manera, establecería las bases de la Educación Creadora y las condiciones para el juego de pintar que más tarde continuaría desarrollando hasta la actualidad, en su taller “Le Closlieu” (París, 1956).